lunes, 18 de mayo de 2009

Timos

2 DE OCTUBRE DE 2008

A veces pensamos que la gente es rara porque hace cosas raras o incluso creemos eso de "cada uno recoge lo que siembra" y lo de "a quién se le ocurre ...". Vivimos en unos tiempos sobresaturados de información, en que cada cual expresa sus convicciones de manera más o menos creíble para todos los gustos. Y hay gente que informa con intención de engañar para aprovecharse de ti y otros que simplemente imitan fórmulas corrientes y exitosas para perpretar una artimaña en nuestra contra. Esto es algo que últimamente me ha dado mucho que pensar.

Hay problemas considerados humillantes, en que la víctima no recibe ningún apollo porque ha pecado de ignorante, y el clamor popular le instará de inocente si reconoce haber caído en una trampa tan "evidente". El ejemplo más clásico es la gente esta que llama a concursos telefónicos en las cadenas en las que tienen que adivinar "países que empiezan por vocal", y cosas por el estilo, es algo del que se tiene ya tanto conocimiento y que huele tanto a timo que al que le hallan cobrado una barbaridad en teléfono por una cosa así no podrá explallarse sin tener que oir voces que lo tachen de "primo".

Sin embargo, hay "timos" que no están tan presentes, sobretodo engaños que favorecen al sistema presente y que no se hace eco porque 1.no interesa que la gente deje de obrar de esa manera puesto que los beneficios se perderían 2. son cosas que se lamentan con los años y, por decirlo así, se sufren las conseqüencias indirectamente y, seguramente, sin imaginar que ha sido fruto de aquello 3. Para evolir un sistema ha de nacer otro de alternativo (vamos, lo que pasó con la exclavitud de negros, que no desapareció hasta que no nacieron máquinas que supliesen su actividad). Cuando hablo de "engaños" me refiero más bien a "fórmulas" de las que uno se crea unas expectativas que, en realidad, nunca llegarán, porque nunca se pueden llegar a ellas, pero uno se cree que sí, y cuando se da cuenta que es mentira ya es demasiado tarde y la sensación de desconcierto es tremendo. A veces esos engaños vienen dados de la manera más insignificante e inocente posible, casi subliminalmente, sin aparente pretensión, pequeños tejidos que bordan un imaginario irreal que cobra una vida real y que interfiere en las ilusiones de las personas.

De todos modos lo que más me está dando qué pensar últimamente son de aquellas desgracias vergonzosas que, curiosamente, surguen de un engaño de método, producido seguramente por motivos culturales. Es decir: cosas que en un país están mal vista y se sabe de antemano que se tima pero que, posiblemente, en otros están bien vistos y funcionan a la perfección. El ejemplo más sencillo sería nuestra estupefacción si cogiésemos un metro de Chicago, que por lo que me han comentado es casi seguro que te roben en ellos, y sin embargo nosotros lo cogeríamos con la tranquilidad que lo cogemos en cualquier metro de España, y seguramente los americanos piensen "mira que coger el metro a tal hora ... estos guiris mira que son ingenuos ...". O incluso la percepción de cosas o personas, que en un país los que tienen un aspecto determinado actúan de una manera distinta que otros que tienen similar aspecto y que sin embargo tienen una actitud completamente distinta.

Aun sigo dándole vueltas a estas cosas porque son realmente curiosas. El saber no ocupa lugar.

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